Seguramente, si hiciéramos una encuesta a gran parte de la población española sobre cuál es la comida más representativa del verano, la mayoría apuntaría al gazpacho.

Hoy en día tenemos a nuestra disposición multitud de marcas que comercializan sus propios gazpachos en el supermercado, y es por eso que queremos dar algunos consejos para que podáis elegir el mejor gazpacho desde el punto de vista de los nutricionistas, es decir, el más conveniente a la hora de hacer la compra.

Gazpacho comercial vs Gazpacho casero

Al igual que ocurre con la mayoría de platos que podamos hacer en casa, es siempre recomendable que practiquemos nuestras dotes culinarias y sigamos una receta que podamos amoldar a nuestros gustos lo máximo posible. Cada persona tiene un paladar diferente: habrá a quien le guste el gazpacho más fuerte (más vinagre o más ajo), más líquido (con más agua), etc y la mejor manera de comprobarlo es haciendo y retocando nuestra propia receta en casa.

Dicho esto, existen gazpachos comerciales con ingredientes saludables que pueden ser buenas opciones para llevar fuera de casa o para cuando no tengamos tiempo para adentrarnos en la cocina.

Hay que dejar claro que un gazpacho hecho en casa no tiene que ser necesariamente más saludable que uno que compremos en el supermercado. Para escenificarlo, ponemos un ejemplo: un gazpacho hecho en casa con aceite de girasol, tendrá menor calidad nutricional que uno que compremos que haya utilizado aceite de oliva como grasa.

nutricionistas muestran si es mejor el gazpacho casero o el de supermercados

¿Gazpacho como si fuera agua?

Al eliminar la masticación, la saciedad que aporta un gazpacho va a ser mucho menor que la que aporte la misma verdura utilizada para el mismo sin triturar, es algo que debemos tener en cuenta a la hora de consumirlo: es una manera fácil de meter calorías en la dieta, con sus pros y sus contras.

Muchísima gente cuando llega el verano y suben las temperaturas, cambian el consumo de agua por el de gazpacho, llegando a consumir 3-4 vasos al día (1 litro, más o menos) que pueden suponer un extra en la cantidad de calorías que aportamos a nuestro organismo: 500 kcal extras (dependiendo de la marca o de la receta que sigamos) que aportamos solo con la bebida.

Si nuestro objetivo es controlar nuestro peso corporal o reducirlo, quizás no sea la mejor opción la de consumir gazpacho a todas horas del día, y sea más aconsejable primar el consumo de estas verduras con las que se hace el gazpacho de forma natural, o añadiendo toppings en forma de verdura cruda (pepino, por ejemplo) por encima cuando lo tomemos. Utilizar el gazpacho como un plato más del almuerzo (tomarlo con cuchara y en un plato, en vez de en un vaso) con pepino, jamón o huevo puede ser una idea para aumentar la saciedad del mismo, y que no incorporemos esas calorías a nuestra dieta casi “sin darnos cuenta”.

Por el contrario, meter gazpacho en la dieta puede ser una opción a valorar si lo que queremos es aumentar el número de calorías que aportamos a nuestro organismo: deportistas, personas con problemas de masticación… aunque cada caso debe siempre supervisarlo un profesional que diseñe un plan nutricional personalizado y a medida.

¿Qué debemos encontrar en la lista de ingredientes de un gazpacho?

Lo primero a lo que debemos prestar atención cuando vayamos a elegir un gazpacho comercial en el supermercado es a su lista de ingredientes. En la etiqueta nutricional aparece el listado de ingredientes que se ha utilizado para hacer la receta en orden de mayor a menor, lo que nos dará una pista de la calidad nutricional del mismo.

Debemos recordar que un gazpacho lleva verdura, aceite, vinagre y sal, por lo que encontrar en esta lista otro tipo de ingredientes puede ser un claro indicativo de que nos estamos alejando de la receta tradicional del mismo.

El aceite de elección debe ser siempre el aceite de oliva (virgen extra a ser posible) siempre por encima de otros aceites refinados y de peor calidad como el de girasol, por lo que debemos identificar siempre este ingrediente en la lista.

Calorías del gazpacho, ¿en qué debemos fijarnos?

Si comparamos la información nutricional que nos aporta la etiqueta de diferentes gazpachos comerciales que encontremos en el super, nos daremos cuenta que la mayor variabilidad la encontramos en el aporte de grasa del mismo.

Los gazpachos no pasteurizados (la mayoría envasados en botellas transparentes) suelen aportar bastante más grasa que los que sí son pasteurizados (que se presentan en tetra-brick generalmente), aunque dentro de cada grupo también existe una gran variabilidad entre marcas.

nutricionistas eligen el mejor aceite para el gazpacho

Si no queremos “pasarnos” con el número de calorías que ingerimos a lo largo del día, lo ideal es que vigilemos que ese aporte de grasa no sea muy elevado, ya que recordemos que cada gramo de grasa nos aporta 9 kcal, que pueden ser la diferencia entre un gazpacho de 730 kcal o de 450 kcal por cada litro de producto.

Volviendo al tema que tratábamos al principio de este artículo, las recetas tradicionales o los “gazpachos que hacen las abuelas” suelen ser recetas muy generosas en aceite, aspecto al que debemos prestar atención a la hora de hacer nuestro propio gazpacho en casa.

Entonces, ¿el gazpacho es bueno o malo?

El consumo de verdura nunca va a suponer un problema a la hora de seguir las indicaciones de una dieta saludable, pero sí que existen formas más adecuadas que otras dependiendo del objetivo nutricional que persigamos.

Incorporar un plato como el gazpacho a nuestra alimentación en verano es parte de nuestra cultura gastronómica, pero si lo que queremos es no sobrepasarnos en el número de calorías diarias que tomamos, concebir el gazpacho como la única bebida refrescante (sustituirlo por el agua, básicamente) que tomemos, quizás no es lo más adecuado.

Nuestra recomendación como nutricionistas especializados en estilos de vida saludables, es que se prime siempre el consumo de verduras enteras que aporten saciedad mediante la masticación a nuestra dieta, y que incorporemos bebidas como el gazpacho de primer plato en nuestra alimentación, con toppings de verdura y algo de proteína (huevo o jamón, por ejemplo), de cara a hacerlo un plato más contundente.