Salsas y aceites saludables en nuestra alimentación
Hoy nuestros dietistas- nutricionistas os traen un artículo diferente en el que vamos a tratar un tema muy común en consulta y que puede tener un papel crucial en nuestro objetivo nutricional: el papel de las salsas y aceites en nuestra alimentación diaria.
Con el paso del tiempo, a raíz de la curiosidad humana, han ido apareciendo cada vez más condimentos e ingredientes que utilizamos en la cocina de manera habitual, con el objetivo de conseguir un sabor diferente, más apetecible a nuestro paladar. En este contexto aparecen las salsas, aceites y otras grasas, de las cuales vamos a hablar un poco más en profundidad a continuación.
¿Solo debemos fijarnos en la etiqueta nutricional para saber si la salsa o aceite es saludable?
A la hora de valorar el papel que tiene un determinado producto en nuestra alimentación es necesario que nos fijemos tanto en la calidad de los ingredientes que lo componen como la cantidad de producto que vamos a usar.
En el caso concreto de las salsas, la cantidad de calorías que nos aporta la misma no va solo a estar determinado por el calor calórico que tenga por cada 100 g de producto, también deberemos tener en cuenta la ración de la misma.

Por ejemplo, siendo no muy diferente la densidad energética del kétchup y de la mostaza de Dijon, la ración que usamos de esta última suele ser mucho menor debido a su sabor más intenso que la de kétchup.
¿Engordan las salsas?
Una salsa puede ser definida como una mezcla líquida o semilíquida de ingredientes fríos o calientes que tienen como objetivo acompañar a un plato principal. Analizar las salsas como conjunto alimentario es complicado, debido a su enorme variedad existente hoy en día, pero vamos a comentar algunas de las más utilizadas hoy en día.
- La mayonesa
La mayonesa es una emulsión elaborada con huevo y aceite que presenta una gran cantidad de calorías. Aunque sean ingredientes conocidos como “comida real”, si nuestro objetivo es lograr un déficit calórico para que se produzca una pérdida de peso, la inclusión de este tipo de salsa en nuestra alimentación no es muy práctica. Existen también variedades “light” que presentan una menor cantidad de grasas, pero su cantidad calórica sigue siendo igualmente elevada.
- El kétchup
A pesar de que a simple vista puede parecer una salsa de tomate corriente, el kétchup en su composición nutricional no presenta al tomate como único ingrediente, sino que es uno de los muchos ingredientes que presenta. En la mayoría de los casos, el ingrediente de mayor concentración después del tomate es azúcar añadido (también denominado como glucosa, jarabe de glucosa y fructosa en ocasiones).

Recetas de salsas saludables
Es una realidad que la mayoría de las salsas comerciales no tienen una composición nutricional que se ajuste a lo que se conoce como una “dieta saludable”, pero no por ello podemos asegurar que no podamos hacer una versión mejorada en casa. Así, os traemos algunas recetas con las que podréis disfrutar de algunas de las salsas en su versión saludable.




¿Podemos usar salsas en todas las comidas?
Las salsas muchas veces se usan como potenciadores del sabor: platos que usan ingredientes más insípidos o que son menos palatables suelen ir acompañados de salsas para hacerlos más atractivos. Nuestra recomendación como nutricionistas es que no abusemos de salsas, por mucho que sea una versión saludable, ya que lo ideal es que podamos apreciar todos los sabores de los alimentos como se presentan, no los enmascaremos con otro producto.
Si introducimos muchas salsas como acompañamiento en nuestro día a día, nuestro paladar se acostumbrará a ese tipo de sabores más potentes, por lo que rechazará el de otro tipo de alimentos menos palatables como verduras, por ejemplo.

Tomar salsas debe ser un recurso puntual, no algo que hagamos a diario cada vez que queramos tapar el sabor de una comida que nos gusta menos.
¿Debo tener cuidado con la cantidad de aceite?
Una vez que ya hemos hablado sobre pequeños consejos a la hora de hacer elecciones sobre las salsas, no queríamos cerrar el artículo sin hacer alguna que otra puntualización sobre los aceites que utilizamos en nuestro día.
Que el aceite de oliva virgen extra debe ser el aceite de elección por su perfil lipídico frente a otros aceites como el aceite de girasol, por ejemplo, es algo que muchas personas tienen claro. Pero por otro lado, es cierto que poca gente cae en la cuenta de que la cantidad de aceite que se utiliza a la hora de cocinar (ya sea de oliva u otra variante) puede ser determinante a la hora de lograr un objetivo nutricional concreto.
Con esto queremos decir que, el aceite de oliva debe ser la principal fuente de grasa de los alimentos, sin embargo, hay que controlar la cantidad que se emplea, ya que, a pesar de reportar muchos beneficios, una elevada ingesta de este producto está asociada con un incremento de las calorías, y si queremos lograr un déficit calórico, podríamos no conseguirlo debido a platos con mucha presencia de este alimento tan saludable.

Como recomendación final de este artículo, podemos concluir que las salsas pueden ser utilizadas de manera ocasional, no significa que estén totalmente prohibidas, pero se debe tener en cuenta que son un “plus” calórico a la ingesta que se va a realizar, además de suponer un cambio significativo en la palatabilidad del plato. Las recetas caseras presentan una composición nutricional más adecuada, pero tampoco debemos abusar de su consumo.
En cuanto a los aceites, nuestro consejo es que utilices siempre aceite de oliva virgen extra y que, si tu objetivo es reducir grasa, seas consciente de la cantidad de producto que estás usando para cocinar.
Esperemos que este artículo te haya ayudado a informarte sobre las salsas y aceites, así como de su impacto para la dieta y haya podido aclararte alguna duda que pudieras tener sobre este tema.
Si tienes cualquier otra pregunta sobre el tema o piensas que se nos ha olvidado comentar cualquier cosa, estaremos encantados de poder ayudarte respondiéndote un comentario en este artículo o contactando con nosotros.